2024 prometía ser el año del gran ‘bull run’ que llevaría a Bitcoin (BTC) hacia nuevas alturas. 100.000 dólares por BTC vaticinaban algunos… 200.000 dólares decían otros.
Sin emabrgo, diversos factores macroeconómicos están afectando al precio de Bitcoin. Si la historia se repite, el cuarto trimestre de 2024 debería ser alcista. Pero, lo cierto es que, tras marcar un nuevo máximo histórico en marzo de 2024 cercano a los 73.800 dólares, Bitcoin entró en un canal lateral o levemente bajista del que todavía no puede salir.
En el siguiente gráfico se observa el comportamiento del precio de Bitcoin en lo que va de 2024. Puede verse que cada pico que ha tenido desde marzo es más bajo que el anterior, lo que se interpreta como una tendencia bajista:
Diferentes causas se han combinado para llevar a Bitcoin a tener este comportamiento. En el último mes, por ejemplo, el Gobierno de Alemania estuvo vendiendo 50.000 BTC que tenía en su poder, producto de un decomiso.
Esto provocó caídas en el precio, por un lado, por simple ley de oferta y demanda. Por otro lado, el hecho de que la economía con el tercer producto interno bruto (PIB) más grande del mundo desprecie así a Bitcoin y decida no conservarlo en su tesorería estatal, puede ser percibido como algo negativo para el activo financiero.
A esto se le suman las liberaciones de Bitcoin que está haciendo, después de 10 años, el quebrado exchange Mt. Gox. En total, este exchange retuvo cerca de 140.000 Bitcoin durante una década y actualmente está en pleno plan de resarcimiento a acreedores.
El siguiente gráfico, tomado de la plataforma Arkham Intelligence muestra cómo se está haciendo esta distribución. Todavía quedan más de 40.000 BTC por entregar:
A modo de remate, para un Bitcoin que ya mostraba cierta debilidad, se le suma el hecho de que una crisis financiera impactó de forma repentina en los mercados a nivel global durante la última semana.
Se ha desatado una situación caótica. Indicios de recesión en los Estados Unidos, guerra en Medio Oriente y tensiones políticas en Latinoamérica están afectando negativamente al precio de los principales activos financieros.
En este contexto, los inversionistas se tornan conservadores y prefieren tener su dinero en efectivo o en activos considerados seguros. Por tal motivo, se deshacen de sus tenencias en acciones, provocando desplomes en los mercados financieros. Las acciones japonesas, por ejemplo, tienen una de las mayores caídas de su historia.
El caso de Japón merece una consideración especial. Este evento ha sido influenciado por varios factores económicos globales y específicos de la región, destacándose entre ellos el impacto del accionar conocido como «carry trade».
El «carry trade» es una estrategia de inversión en la que se toma prestado en una moneda con bajas tasas de interés, como el yen japonés (que mantuvo sus tasas de interés en 0% durante 3 décadas), para invertir en activos de países con tasas de interés más altas.
Sin embargo, en tiempos de inestabilidad económica o volatilidad, los inversionistas tienden a deshacer estas posiciones para reducir el riesgo, lo que provoca una apreciación del yen y una presión a la baja sobre las acciones japonesas. Así se añade otra capa de incertidumbre para los inversionistas añadiendo «pólvora» para esta gran explosión a nivel mundial.
El precio del oro en máximo histórico
Evidentemente, Bitcoin todavía no es percibido, en general, como el «oro digital» que sus defensores promueven. El mercado parece verlo como un activo financiero de riesgo. Es por eso que, ante situaciones de incertidumbre global, su cotización se desploma.
En contraste, la onza de oro ha marcado máximos históricos durante la última semana y, al momento de esta publicación, se mantiene en esa zona de precios.
Bitcoin se prepara para brillar en el cuarto trimestre
El escenario hasta aquí parece catastrófico. Pero, que no cunda el pánico. La tesis alcista para Bitcoin mantiene sus fundamentos intactos.
La situación que se vive actualmente puede recordar al desplome que tuvo Bitcoin cuando se empezaron a decretar los aislamientos obligatorios por la pandemia de COVID-19, en el año 2020. Si bien Bitcoin tuvo una repentina caída, rápidamente rebotó al alza.
Más allá de la volatilidad en el corto plazo, Bitcoin puede seguir considerándose una reserva de valor en el mediano y largo plazo, tal como lo ha sido si se mira la evolución de su precio durante la última década.
Quizás, el principal impulsor alcista de Bitcoin en el largo plazo sea su política monetaria. Bitcoin es el epítome de la escasez digital, una característica que lo diferencia fundamentalmente no solo del dinero fíat tradicional, sino también de la mayoría de las otras criptomonedas.
A diferencia de las monedas fíat, que los gobiernos pueden imprimir sin límite, BTC tiene un suministro finito de 21 millones de monedas. Este límite, codificado en su protocolo, lo convierte en un activo antiinflacionario por naturaleza. Su escasez es comparable (e incluso superior) a la del oro, pero con la ventaja de ser digital y más accesible a nivel global.
Además de ser escaso, Bitcoin representa una forma de propiedad privada que es inconfiscable y resistente a la censura. Una vez que alguien posee Bitcoin, y lo almacena en una wallet de autocustodia es extremadamente difícil para los gobiernos o cualquier entidad confiscar esos fondos sin el consentimiento del propietario. Esta característica lo hace especialmente valioso en entornos donde la estabilidad económica y política es incierta, brindando una opción de refugio seguro para la riqueza personal.
A nivel mundial, las regulaciones parecen estar avanzando hacia un enfoque más amigable con Bitcoin. En los Estados Unidos, el candidato presidencial Donald Trump se ha autoproclamado «criptopresidente» y ha prometido medidas que favorecerían la industria de las criptomonedas.
Esto es un cambio notable. A pesar de las críticas de los anarcocapitalistas (que consideran que lo mejor es que el Estado se mantenga lo más alejado posible de Bitcoin), una regulación más clara y favorable podría fomentar una adopción más amplia y una mayor inversión institucional en BTC, lo que tendrá impacto positivo en el precio.
Un catalizador importante para Bitcoin fue el lanzamiento de los ETF al contado en enero de 2024, en los Estados Unidos. Estos fondos cotizados en bolsa facilitan la entrada de capital institucional, corporativo y de fondos de pensiones en el mercado de BTC.
Al ofrecer un vehículo de inversión regulado y accesible, los ETF de Bitcoin permiten a una gama más amplia de inversionistas exponerse a la cotización del activo sin las complejidades técnicas de comprar y almacenar la moneda directamente. Si la historia se repite, como en ciclos anteriores, Bitcoin debería tener un gran repunte en su cotización durante el último trimestre de 2024 y, quizás, durante parte de 2025.
Esto es así porque el precio de bitcoin se ha disparado al alza unos seis meses después de cada halving (y el más reciente fue en abril de 2024). Además, el cuarto trimestre coincidiría con las elecciones presidenciales en Estados Unidos. En caso de que Donald Trump se consolidara como ganador, es de esperar un repunte para la cotización de las criptomonedas.
Si todo esto ocurriera, incluso en un escenario de crisis global, bitcoin podría desmarcarse de los activos financieros tradicionales y mostrar por qué es diferente.
Bitcoin es oro digital, pero el mundo aún no lo sabe
En conclusión, aunque Bitcoin aún no es universalmente reconocido como el «oro digital», su potencial como tal sigue siendo enorme. Las propiedades anteriormente mencionadas lo colocan en una posición única dentro del panorama financiero global.
La volatilidad actual y las fluctuaciones en su precio no deben oscurecer la visión a largo plazo: Bitcoin está todavía en una fase temprana de adopción, y el mundo apenas comienza a descubrir su verdadero valor.
A medida que más individuos e instituciones comprendan sus ventajas y su propuesta de valor, es probable que BTC se establezca cada vez más como una alternativa viable y atractiva al dinero fíat y a los activos tradicionales. Este proceso de descubrimiento y aceptación no ocurre de la noche a la mañana, pero con el tiempo, Bitcoin tiene el potencial de consolidarse como un pilar fundamental en la economía digital.
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